lunes, 29 de septiembre de 2008

HABLA VEINTE AÑOS DESPUÉS

Gina Torrealva, una de las chicas de la era dorada del voley, habla entre otras cosas de un recuerdo que aun le duele en el alma: las olimpiadas de Seul 1988.

Son veinte años desde que el voley consiguiera la medalla de plata en las olimpiadas de Seúl 88. Una de las atacantes era Gina Torrealva, la matadora que falló el punto decisivo y que hasta ahora no ha visto el video de aquella final ante las soviéticas.
Junto a los botes que resuenan producto de los mates que varias chicas del colegio Champagnat le dan al balón nos juntamos para hablar de ese crucial momento en el deporte peruano.
Todavía le cuesta hablar de aquella época “Fue bien difícil, a mi no me gusta hablar de las olimpiadas, me traen recuerdos que no me gustan”
Salvo el partido con Brasil durante varios pasajes de aquellos memorables encuentros, las jugadoras caían en lagunas que a toda la hinchada nos ponía el corazón en la boca.
“Mambo siempre nos decía que nosotras éramos como el petróleo. Empezábamos frías y poco a poco íbamos calentando. A veces cuando nos enfriábamos el pedía tiempo y nos calentaba”
Pero aquella selección no solo fue Seúl, fue mucho más. Todas esas chicas que nos regalaron jornadas de emoción tuvieron momentos alegres, tristes: vivían como si fueran una verdadera familia.

El Grupo

Siempre fueron muy unidas. Fue un grupo muy compacto se unió desde el sudamericano de menores del 78. Luego vinieron 10 años de sacrificios, donde ¨Mambo¨ las exigía al máximo. Eran días, semanas e inclusive meses juntas encerradas con la mente puesta solo en los entrenamientos. Se hicieron mucho más que compañeras de equipo. Eran tan unidas que inclusive llegaron a realizar una Quija previo a unos de los partidos del mundial del 82 en Perú.

¿Por qué la quija?

“Estábamos concentradas seis meses en el Bancoper. Estábamos aburridas y dijimos vamos a hacerla. Hicimos destrozo y medio porque todas nos asustamos.”

¿A quien contactaron?

“Le preguntamos a Akira Kato, si íbamos a ganarle a los Estados Unidos que era un rival fuerte. Nosotras ya estábamos con las maletas listas, por que si perdíamos nos íbamos a Trujillo, pero Akira nos dijo que íbamos a ganar y así fue”

En ese mundial Perú quedaría segundo. Superó a los Estados Unidos por 3 a 0 y luego caería en la final ante las chinas por un contundente 3-0, pero eso no le importó a la afición que celebró la gran campaña de las chicas.. Aquello fue el inicio de una serie de triunfos que incluyeron numerosos sudamericanos y varios torneos internacionales.

Cuando Gina habla de las chicas, sus compañeras, lo hace con cariño y nos da un perfil muy rápido de cada una de ellas.

“Cecilia: Es una chica muy buena. Tiene sus cosas, pero es buena chica en el fondo.
Gaby: Es sencilla, un poco tímida, que a veces se chupaba mucho por su talla
Natalia:Es una loca. Bromista, hiperactiva, no puede estar quieta
Rosa: Callada seria. Si estas dentro del campo y no vas bien no te levanta.
Denisse: Es una niña muy difícil en su carácter. Cuando se levantaba temprano era solo de buenos días y punto. Vivía en su mundo en las mañanas. A ella no le gusta levantarse temprano.”

Las chicas todavía se juntan cada fin de mes como amigas que son. Inclusive junto a Mambo entrenan actualmente para disputar un partido en Octubre

Seul 88, el desenlace que no quiere recordar.

En Seúl la campaña peruana fue increíble. Después de ganar fácilmente a Brasil por 3 a 0 vinieron 4 partidos de 5 sets cada uno. La selección llegó a la final contra la Unión Soviética, estaba ganado cómodamente por 2 a 0 y el tercer set también lo ganaba por 12 a 6. Solo tres puntos separaban a Perú de la gloria.
Gina toma aire y suspira antes de evocar el recuerdo:

“Para mi, Mambo tendría que haber pedido tiempo antes. Él no pidió tiempo y simplemente dejo que jugáramos. Cuando lo pidió ya era demasiado tarde y no pudimos reaccionar”.

Verla con los ojos lagrimosos indican que le esta doliendo hablar de ese momento.
“estábamos bien molestas, nos sentíamos culpables”

Pero luego el recibimiento en Lima fue espectacular.

“La cantidad de gente que había afuera… la verdad, creo que ni el Papa se hubiera sentido tan bien. Agradecísima con el pueblo”

¿No hubiera ayudado un sicólogo deportivo para no caer en esas lagunas de Seul?

“Sí, pero el entrenador no quería. A el no le gustaba. Entrenábamos mañana y tarde y ¿en que momento íbamos a hablar con el sicólogo? El trabajo de Mambo no se podía interrumpir, pero ahora creo que sí hubiera servido”

El fin de una etapa

La federación nos le brindaba ninguna ayuda económica a las jugadoras. A raíz del mundial del 82 la antigua Compañía Peruana de Teléfonos les brindó a varias de las chicas, incluida Gina, trabajo para que pudieran mantenerse mientras entrenaban, que era casi todo el tiempo. Luego de Seúl había que decidir sobre el futuro
“Cometieron muchos errores con nosotras, ni pasajes nos daban, no nos supieron retener”
Por eso Gina y Cecilia Tait tuvieron que emigrar a Italia y se despidieron de la selección. Luego siguieron las demás. Aunque hubo algunas victorias importantes en el camino, ya nada volvió a ser igual pues muchas de las chicas iban y venían de sus equipos extranjeros.

Gina volvería al voley peruano en el 2000 como asistente de “Mambo” para las olimpiadas de Sydney. “Es horrible ser asistenta, yo prefiero estar dentro del campo”
“Ser asistenta de Mambo es casi como ser capitana, no me gustó”

¿Por que aceptar ser asistenta de Mambo?

“Yo trabajaba con Carlos (Aparicio), pero luego Carlos se va y entra Mambo. A mi la Federación me llama para trabajar con Carlos.”

¿Y que piensas del futuro del voley, de las chicas de menores?

“Pienso mucho, se me viene a la mente muchas cosas. Hay que trabajarlas, foguearlas que las guíen bien. Lo importante es la disciplina. Si no hay disciplina….”

Ha sido un viaje por el tiempo en el pudimos arrancarle algunas expresiones a la atacante de aquella generación que nos dio tantas alegrías. Llega la hora de que vaya a dirigir a sus chicas del colegio Champagnat. Es una labor que realiza hace 3 años en los cuales transmite todo sus conocimientos a las futuras promesas del voley peruano. Gracias Gina por este pequeño viaje en el tiempo y gracias por el sacrificio tuyo y de todo el equipo. Solo palmas y gracias para cada una de ustedes.

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